¿No tienes logo de tu empresa? No puedes improvisar, dado que va a ser una de las decisiones más relevantes a la hora de marcar la significación futura de tu proyecto. Es una decisión que combina factores personales, gustos y preferencias con otros meramente técnicos. Al fin y al cabo, esa es la clave del marketing: lograr generar productos, como los rótulos, que entren por los sentidos e incentiven las ganas de consumir. Veamos algunas claves para conseguir un logo redondo que defina tu marca.
¿Cómo crear un buen logo?
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El empresario o dueño de un negocio debe tener una idea preconcebida de lo que pretende hacer, pero también resulta determinante que delegue la misión en quienes atesoran los conocimientos oportunos. Si acudimos a los especialistas con ideas preconcebidas, hay más posibilidades de fracasar.
No se trata de hacer algo al gusto de quien realiza el encargo (aunque, en última instancia, es quien paga y decide), sino de valorar qué va a ser lo más efectivo para llegar al público objetivo, que es quien va a consumirlo. Por tanto, los gustos del target tienen que ser los que imperen a la hora de configurar este elemento tan relevante para la identidad de una empresa.
Adaptar el logo de tu empresa a los futuros usos
Una vez aclarado este extremo, es el momento de entrar en las cuestiones más formales. En este aspecto, no cabe duda de que una de las primeras cosas que has de valorar es que un logo debe adaptarse a una serie de usos. No podrá ser igual un logo que se va a emplear en un cartel luminoso que la decoración interior de un coche o aquella que va a materializarse en un rótulo corpóreo.
En función de dónde lo vas a utilizar, van a variar los tamaños aconsejables, los tonos, la legibilidad y los materiales en los que se va a plasmar. Y, por otro lado, aunque tu logotipo vaya a tener un uso principal, no deberías renunciar a que resulte versátil. Ha de ser adaptable a otras superficies y modalidades.
Que sea escalable
Por ello, resulta fundamental que sea escalable. El diseño para rotular debe haber sido preparado mediante un archivo vectorizado. De este modo, el logo se va a adaptar a distintos tamaños sin renunciar a la calidad, que es lo que sucedería si hubieras optado por un archivo de mapas de bits.
En cuanto a la estética, te recordamos que los colores, al igual que las formas, transmiten sensaciones de una manera muy directa. Estos tienen que encarnar los valores de tu proyecto. Por consiguiente, han de ser coherentes, atendiendo a si deseas proyectar, por ejemplo, seriedad, dinamismo, juventud, experiencia, etc. O llegar a targets específicos, como los profesionales, los jóvenes, las personas mayores, las mujeres, los LGTBI…
Forma y colores corporativos del logo de tu empresa
La estética del logo de tu empresa, en consecuencia, ha de ir en consonancia con las formas y los colores corporativos de la firma. Y, por último, hay otra recomendación que, de cara a la comprensión y buena acogida del logotipo, debes tener en consideración. Se trata de la tendencia del menos es más, la cual, en los logos, todavía resulta más acusada.
Por su naturaleza, este símbolo no permite grandes alardes. Por tanto, decántate siempre por el minimalismo y evita efectos que recarguen y dificulten la identificación y el recuerdo.
En definitiva, rotular un buen logo de tu empresa, uno que impacte y se recuerde, exige centrarse en los gustos del público objetivo y ser coherentes e inspiradores. Y recuerda, pon en práctica el menos es más.
En Paco Maeso hacemos que tu logo de tu empresa sea todavía más visible tanto en interior como exterior. Nos encargamos de jugar con los colores de tu logo y su diseño para crear rótulos luminosos en Albacete, banderolas y otros productos publicitarios que sean capaces de captar toda la atención de los potenciales clientes.
¿Y qué pasa si ya tienes un logo de tu empresa y no estás convencido?
También puede ocurrir que tu empresa ya tenga un logotipo, pero no esté funcionando como esperabas. En ese caso, no tengas miedo a rediseñar o actualizar. Muchas marcas de renombre han evolucionado sus logotipos a lo largo de los años para adaptarse a nuevas tendencias, nuevos públicos o simplemente para reflejar una nueva etapa. A veces, un pequeño ajuste tipográfico, un cambio de color o una mejora en la legibilidad pueden marcar una gran diferencia.
Además, cuando el logo está pensado para ser visible en elementos publicitarios como banderolas, vinilos o rótulos luminosos, hay que analizar cómo funciona en diferentes condiciones de luz, a distintas distancias y sobre fondos variados. Una marca sólida necesita una versión pensada para cada formato, desde la web hasta el escaparate.
Una inversión que va más allá del diseño
Crear un buen logo de tu empresa no es solo una cuestión estética. Es una inversión estratégica. Un logo bien trabajado puede ayudarte a posicionarte frente a la competencia, aumentar la confianza de tus clientes y proyectar una imagen más profesional y cuidada. El logotipo es la punta del iceberg de tu marca: la primera impresión, la huella visual y emocional que queda en la mente del consumidor.
Y si lo acompañas de un rótulo bien ejecutado, visible y duradero, tu identidad de marca estará bien anclada tanto en la mente como en el entorno. Porque no hay mejor embajador para tu empresa que una imagen coherente, funcional y atractiva en todos los puntos de contacto.